martes, 30 de abril de 2019

El fantasma del paraje Lentiscosas

 CUENTOS  CORTOS  DE  TERROR      El fantasma del paraje Lentiscosas 

     Era un día gris, apenas llovía pero el cielo se mantenía bajo esta tonalidad, he de decir que hacía mucho frío y una densa niebla acompañaba a nuestras sombras. Me encontraba tranquilamente tomando mi te bien caliente de las mañanas, cuando una extraña noticia publicada en la prensa local llamaba exaltadamente mi atención, tanto que el inofensivo te se me atragantaba provocando una expulsión poco decorosa... el titular era horrible... decía así... “UN NIÑO MUERE DE FORMA SÚBITA MIENTRAS MERODEABA POR LA FINCA LENTISCOSAS” ...no sabía que me causaba mas estupor, si la terrible muerte del niño o el lugar donde se había producido, y es que por desgracia, se trataba de una finca que estaba bajo mi propiedad. Una herencia maldita. Déjenme hablarles de este siniestro lugar antes de proseguir con mi atragantamiento. Lentiscosas era un paraje abandonado por mi familia hacia más de cuatro lustros, se encontraba ubicada en mitad de un terreno muy fértil de la huerta de una pequeña localidad del levante español. Fue el lugar de residencia de cinco generaciones que me precedían, la finca tenía y tiene una voluptuosa casa de gran antigüedad que no llegaba a resultar una mansión, pero que su amplitud casi rasgaba ese término. La casa por supuesto había sufrido continuas reformas y modificaciones a lo largo de los años, en ella viví los primeros nueve años de mi vida, hasta que repentinamente, mi padre que era hijo único, mi abuelo y yo nos mudamos con urgencia a la ciudad.
     Creo que ya se han dado cuenta del detalle... En aquella época, el resquicio de nuestro apellido solo albergaba estas tres personas incluyéndome...las féminas de la familia estaban muertas. Les narrare el cumulo de desgracias que asoló mi familia en tan solo unos meses.  Supuestamente, mi abuela falleció de forma natural en la misma casa, no estaba enferma aunque su vitalidad disminuía lógicamente por su vejez, según los doctores murió de forma natural aunque repentina... es exactamente lo que están pensando, se trataba de una muerte súbita, a partir de ese momento nunca más pude entrar a la habitación en la que falleció y cuando esto ocurrió, mi padre hizo todo lo posible por evitarme la triste y también horrible imagen de mi abuela muerta, pero días después pude imaginármela... escuché una terrorífica conversación entre el párroco de la localidad y mi padre, no repararon en que me ocultaba tras una de las bancadas, en este dialogo mi padre describía la aterradora expresión con la que se fue de este mundo y que impregnada su mente, le acechaba cada noche e impedía cualquier ensoñación. Entonces el sacerdote especuló con la verdadera causa de su muerte, según le susurraba a mi padre, podría tratarse de un espantoso sobresalto, un susto mayor, una imagen terrorífica que podía haber paralizado su vivido corazón. Exactamente un mes después y digo exactamente porque coincidió en fecha e incluso en hora, mi madre murió de la misma forma repentina, esta vez en distinta estancia de la casa, cayó fulminada mientras subía las escaleras y se dirigía a su dormitorio. Fue una muerte igual de terrible y esta vez sí pude ver su rostro, era tal y cómo me lo imaginaba, tal y como había descrito mi padre la desoladora imagen de mi abuela, realmente resultó mucho más aterradora.
     La idea de una terrible agitación como causa de las trágicas muertes, tomó consistencia y mi padre y mi hermana, siete años mayor que yo, tomaron la urgente decisión de mudarnos, porque fuere lo que fuere lo que había provocado esta desgarradora pavura, no estaban dispuestos a descubrirlo y ni mucho menos a que se produjera una nueva víctima en la familia. Aun así aguantamos unas semanas más en la casa, mi abuelo se aferraba a ella y ni mucho menos lo abandonaríamos en Lentiscosas, así que mi padre se empleo durante este tiempo para convencerlo, finalmente lo logró, pero hubo de suceder algo espeluznante para que mi abuelo aceptase que debíamos huir de una casa que nos atormentaba y que parecía maldita. Fue el día de la desgraciada desaparición de mi hermana Evelyn, de la que nunca volvimos a saber nada, también fue el día en el que vi una siniestra consistencia rondando mi habitación, no sabría decir que era, yo me encontraba en el jardín y esa cosa, esa sombra, ese espectro cruzó la habitación en varias ocasiones y yo lo vi pasar por la ventana. Mi hermana tenía dieciséis años, la diferencia entre nosotros era importante aunque manteníamos una estrecha relación, pensaba que me encontraba sumido en una espantosa pesadilla. El día que Evelyn desapareció, en la mañana había tenido una tremenda discusión con mi padre por motivos que aun desconozco, su entonces pretendiente fue a buscarla y supuestamente regresaron en la tarde... digo supuestamente porque fue lo que este confesó asustado y desesperado por su perdida, aseguró dejarla en la entrada de la casa, darle un beso y marcharse, dijo que pudo ver como entraba a la casa. Lo cierto es que jamás supimos lo que sucedió, se realizó una intensa investigación, una búsqueda empedernida, pero el esfuerzo fue inútil, el detective que investigó el caso dio a entender a mi padre que podría haber huido de él mismo. Yo estoy casi del todo seguro que fue la casa quien la hizo desaparecer, mejor dicho el ente que moraba en ella. Han oído bien, el ente, porque a día de hoy estoy completamente seguro de que lo que atormentó y desoló mi familia fue eso...un fantasma, un plasma demoníaco. Un mes después abandonamos finca Lentiscosas para siempre, por lo menos en mi caso, mi padre continuó visitando la casa con la esperanza de encontrar a mi hermana y mi abuelo la visitaría una vez más, precisamente cinco años después de la desaparición, a su regreso enfermó y pocos días después murió, quedando tan solo mi padre y yo.
     Cuando mi abuelo murió yo tenía catorce años, en el día del que les hablo y con el que he comenzado este relato, mi edad ascendía a los treinta y seis, y soy el único que queda y donde acaba la estirpe pues mi padre fallecía cuatro años atrás, una desgracia que no tiene nada que ver con lo que les he contado, un aparatoso accidente con su viejo automóvil, como resultante quede como ultimo heredero de aquel desolador lugar al que no me he atrevido a ir desde que me marchase con nueve años.
     De pronto me encontraba en un bar, con la horripilante noticia en la portada del periódico local de la ciudad, mientras me atragantaba con un té caliente. Dios mío, había vuelto a suceder, el niño había aparecido muerto en un lugar muy cercano a la casa y de la misma manera que mi abuela y mi madre, con una expresión demasiado familiar, unos ojos bien abiertos y los surcos del terror en su epidermis. Tan pronto arranque la pagina para leerla al detalle en mi apartamento, marchándome del bar apresuradamente y con la piel tan lívida como gris era el día. Cuando llegue a la entrada del edificio, unos policías me estaban esperando, me exigieron acudir a comisaría, al fin y al cabo era comprensible que quisieran informar al dueño del paraje de lo ocurrido, eso fue lo que pensé en el trayecto que realizamos en el coche policial. Nada más lejos de la realidad, el momento en el que entre a ese despacho lo recordaré por siempre por como mi cuerpo se heló con increíble rapidez. Sin ningún tipo de templanza fui avasallado con preguntas que no solamente resultaban incomodas, sino porque eran amenazantes e incluso acusatorias. Ante mi estupefacción, tanto que las palabras que salían de mi boca tropezaban unas con otras, se amontonaban e incluso surgían repentinamente tonos agudos que se colaban entre silabas, y por supuesto, no era porque estuviese mintiendo, porque no lo hacía, decidieron entonces y de manera inmediata conducirme al lugar de los hechos, uno de los policías hizo un comentario justo antes de emprender el no tan largo viaje, me dijo que lo que iba a encontrar en el  lugar me cambiaría para siempre.
     El trayecto no debió extenderse demasiado, pero para mí resultó durar un día completo,  el inspector Cantabella me acompañaba en la parte trasera del vehículo, su semblante era de una seriedad que traspasaba y llegaba hasta mí causándome incluso culpabilidad, pero debía estar tranquilo, la muerte del niño era una desgracia en la que desde luego, no había participado. De vez en cuando me miraba de reojo y yo ahondaba más mi mirada por la ventanilla, así permanecí durante todo el viaje, con mi cabeza girada observando cada cambio en el terreno, de la ciudad al mundo rural, del hormigón a la tierra, de una neblina grisácea a una totalmente blanca y pura. De pronto una extraña sensación se hizo conmigo, aunque no era extraña en el sentido exacto de la palabra, ya que la había experimentado muchos años atrás cuando fui testigo de aquella sombra espectral caminando por mi cuarto de casa Lentiscosas, era extraña porque me conducía a un presentimiento en el que no quería indagar. Entonces comprendí que habíamos llegado al paraje y recobre mi mirada que aunque con los ojos abiertos, había perdido en mis pensamientos. Los caminos de entrada a la finca se esparcían ante mí como antaño, entrelazados cubriendo cada tahúlla de huerta, ahora muerta, aquellos arboles persistían aunque se habían convertido en unos juncos y ramas grises y escuálidas, incluso como elementos, adornaban junto a la bruma una escena de terror que estaba muy próxima, me preguntaba quién sería el vecino afectado, la familia que había sufrido tan terrible perdida y si serian capaces de culparme en algún sentido.
     La estructura de la casa se hacia visible a pesar de la nebulosa que la envolvía, todo mi ser permanecía subyugado a su silueta, esta sensación hacia difícil que reparase en lo que sucedía en sus inmediaciones. No solamente era tiniebla la que acechaba sus densos muros, sino un cerco policial que rodeaba la casa, habían agentes del cuerpo especial de asalto que no se separaban de sus rifles con los cuales apuntaban en dirección a las ventanas y a las puertas. Uno de ellos informó de inmediato al inspector que me acompañaba... mínimamente pude escuchar y fue algo que me aterró, alguien se había fortificado en el interior de la casa con un rehén, el negociador continuaba sin establecer comunicación y el equipo de asalto estaba preparado. Entonces fue cuando se dirigió a mí y me dijo algo aun más espeluznante... según narraba... mi hermana Evelyn, desaparecida más de veinte años, se encontraba en la casa con uno de los dos niños que se habían adentrado en la finca, y yo, debía mediar para hacerla salir y salvar al niño. Pueden imaginar que al escuchar esto mi rostro se hundió y mis gestos cayeron al barro del terreno...¿ cómo era posible?... no podía creer que mi hermana estuviera viva y menos aun que hubiese regresado a Lentiscosas para matar a quien se adentrara en el lugar... entonces entendí que aquel demoniaco fantasma debía estar detrás de este terrible escenario, de repente aquella sombra apareció otra vez en la ventana del que fue mi cuarto y alguien dijo “objetivo a tiro”. El inspector ordenó no disparar, pensé que aunque lo hubiese ordenado jamás habrían conseguido eliminar ese mal, ya que esa sombra no era mi hermana sino un temible espíritu que se había adueñado de la casa.
     Por un instante me detuve a preguntarme... ¿ por qué?... ¿ qué demonios le había atraído al que fue mi hogar?... desde luego no era un alma condenada a errar en su propiedad y amargar la existencia de quien la habitara... ¡no!... nosotros la construimos, cuatro generaciones de mi familia habitaron la casa antes de que esa condenada criatura apareciese... ¿ por qué vino a nosotros y desoló nuestra familia?
     El inspector se dirigía de nuevo a mí y entonaba su petición... - Avance lentamente hasta la entrada y deténgase a una moderada distancia, entonces alce la voz y llame su atención... lo primero que debe decirle es que es su hermano, han pasado muchos años y puede que no le reconozca, así que... haga mención de algo que solo ustedes dos puedan saber... después, cuando haya ganado su confianza, ha de pedirle que salga de la casa... con prudencia ha de insistir, si lo consigue y una vez que ella se encuentre a unos metros de la puerta, quiero que se aleje cuanto pueda y que se eche al suelo... nosotros intervendremos... recuerde que la vida de un niño está en juego, es un imperativo que colabore.
     El inspector me estaba pidiendo un imposible, porque era incierto que mi hermana estuviese en el interior de la casa, o al menos yo estaba seguro de esto, pero tampoco sabía cómo explicar que lo que de verdad acechaba a ese niño era un despiadado ente procedente del inframundo, que había acabado con las vidas de mi abuela, de mi madre, de mi hermana...de mi abuelo sin duda (a pesar de su enfermedad)... y recientemente del niño que había originado la noticia en el periódico que casi me atraganta...y que además, en un futuro muy próximo y de hacer caso al inspector, terminaría con la vida del otro niño y con la mía propia. Aun así... ¿qué podía hacer?...largarme lejos del lugar no era una opción que contemplase nadie de quien estuviera allí, era una obligación. Entonces de pronto surgió algo que me motivó ya que pensé que jamás salvaríamos al niño... había llegado el momento de revelar la oscura razón de la existencia de tal espectro, había llegado el momento de hacer frente a quien arrebatase la vida de casi todos mi seres queridos y que estaba a punto de hacerlo de nuevo, con una inocente criatura que nada tenía que ver con mi familia, y si era necesario encontrar la muerte en el intento, desde luego...debía aceptarlo.
     Así que hice lo que se me había encomendado, camine lentamente hasta situarme a unos metros de la entrada y comencé a llamarla... Evelyn... Evelyn soy tu hermano Adam... y añadí... te he echado de menos todos estos años, siento la pelea que tuviste con papa, sal para que pueda abrazarte. Solamente un profundo halo de respiración tras la puerta era lo que escuchaba, tenía claro que nada ni nadie saldría de la casa y que tendría que entrar, de pronto la puerta se abrió para mí, la niebla parecía haber inundado el vestíbulo porque nada veía mas que eso y entonces entre ante la incrédula mirada de todos, sobre todo del inspector quien grito que retrocediera, únicamente hice un gesto con la mano.
     Los recuerdos parecían amontonarse para ser atendidos uno a uno, cientos de situaciones pasaron por mi mente en unos segundos, aquel suelo, aquellas escaleras, los cuadros... las ventanas... ¡las paredes!... dios mío, alguien había escrito en ellas con una tiza roja, una maldición quizás, que rezaba de este modo... “destruiste mi morada para la eternidad, yo destruiré la tuya”... En ese preciso momento revele de donde procedía el fantasma.  Desde tiempos casi inmemoriales, mi familia se había dedicado a una tarea muy particular para ganarse la vida, un trabajo delicado y exigente que nos hizo prosperar generación tras generación hasta que finalmente mi padre siguiera otro camino, aparcando esta profesión para siempre en mi familia, fruto de todo esto fue el proveer de una vida holgada a cada miembro, y por supuesto, fruto del trabajo fue la adquisición del paraje Lentiscosas y la construcción de tal portentosa y lúgubre casa. Mi familia proyectaba con gran exactitud las criptas que los acaudalados pretendían para el descanso e inmortalidad de sus seres queridos, y he de decir que estas, en la mayoría de ocasiones, resultaban ser obras realmente artísticas, ostentosas y muy bien pagadas. Y digo en la mayoría de ocasiones porque hubieron algunas que complicaron la vida de mi abuelo. Recuerdo con estupor aquel día a su regreso a casa tras una dura jornada, ensangrentado por algunos cortes en las manos con los que había manchado toda su ropa y cubierto de un polvo blanquecino, pero no era su aspecto  lo que más llamó mi atención, sino su conducta atípica e inusual, áspera y severa,  maliciosa e incluso dañina. Unos días después volvía a ser la misma persona de siempre, y explicaba lo ocurrido a la familia... mi abuelo había empleado grandes recursos para la construcción de una cripta singularmente faraónica, con un interior repleto de detalles en oro y otros materiales muy caros en los que había tenido que invertir, el problema surgió cuando la muerte prematura del contratante provocó en el resto de la familia una negativa a tal monumento, y peor fue cuando el oro encastrado en las paredes y adornos fue saqueado por la misma. Mi abuelo generó un enfado tremendo que le llevo a destruir su obra con una saña insana, aquel contratante yacía en la cripta, tan sólo unos días antes había sido llevado al lugar para su descanso eterno.
     En ese momento no pude más que sumar dos y dos, quiero decir que resultaba tan obvio como terrorífico.  El espíritu de ese hombre debía haber tomado a mi abuelo durante la destrucción de la cripta, de esta forma y no de otra podía explicar como había llegado a Lentiscosas un ente con atroz apetito de venganza. Una venganza desmesurada pensé, al fin y al cabo mi abuelo fue estafado por una familia que se negaba a saldar una obra excesivamente costosa, después cambié de opinión cuando consideré que dada la existencia de un inframundo, el lugar de descanso de un alma, por ningún motivo terrenal debía ser asolado, descompuesto o maltratado. Por mucho que me doliese haber perdido a mi familia, debía aceptar la mayor.
     Mi avance en la parte baja de la casa no tenía ningún sentido, estaba seguro de que se encontraban en la parte superior, concretamente en los dormitorios y apostaba por el mío en particular, entonces no demoré el fatídico desenlace, subí las escaleras y me detuve ante la puerta de mi antiguo cuarto. Tembloroso la abrí para certificar mi apuesta, que era acertaba pero más acertada aún resultaba la premisa del inspector, que aseguraba que la asesina encerrada en la casa era mi hermana. La observe con espanto, esa figura cadavérica, asimilando el macabro secuestro que la sombra había ejercido sobre el cuerpo de Evelyn durante todo este tiempo, y le pregunté por que... ¿ Por qué no había acabado con todos nosotros en el mismo momento en el que lo hizo con mi abuela... o con mi madre?!... ¿ por qué hacía sufrir a otras personas totalmente ajenas a mi familia?, y una voz escalofriante, forzada y susurrante escapó de la garganta de mi hermana. El espectro me relató unas extrañas normas, unos límites que ni siquiera él podía cruzar aunque lo desease, y es que la única forma que disponía para matar, era mostrándose y esperar que un corazón débil se colapsara ante su espantosa visión. Y me dijo, que los niños, solamente habían sido un reclamo para hacerme volver a Lentiscosas y acabar conmigo. Entonces respondí exponiendo la contradicción pues allí me hallaba y mi mente y mi corazón parecían soportar , la horrenda imagen y el oscuro dialogo con un alma endemoniada... ¿ cómo lograría acabar con  mi vida o la de mi hermana o la del niño que tenía entre sus brazos?. Este perverso ser me contestó de inmediato y es que, había pensado en ello durante mucho tiempo. Entonces fue cuando Evelyn dominada por el espectro hundió el cuchillo en el cuerpo del niño y justo en ese momento escapo del de mi hermana, quien volvió a ser dueña de sí misma, miró al niño, consciente de lo que había ocurrido incluso desde que fuese tomada, y atravesó su propio corazón mientras alzaba la mirada en mi dirección. Tras contemplar aterrado la pavorosa escena que no pude evitar, me asome a la ventana buscando la inconfundible figura del inspector y entonces alguien disparó repetidamente, mientras perdía la vida me di cuenta de que estaba empapado en sangre y que llevaba entre mis manos el cuerpo ya cadáver de ese pobre niño y el cuchillo aun templado, sin darme cuenta el fantasma me había tomado con la deliberada intención de que fueran los hombres que estaban fuera, los que acabasen con mi vida.
     Ahora me encuentro sumido en un mundo de tiniebla, desde el que les cuento esta desoladora historia, y como una condena, únicamente tengo la necesidad de permanecer en esta casa, poseído por un mal que me recome como una gangrena mientras espero que algún desaprensivo tenga la estúpida idea de adentrarse en el paraje de Lentiscosas.

                                                                                  FIN.
          
                        Cuentos breves de terror para el canal de youtube   MACABRA VISIÓN.


                                                                   Escrito por  Raúl Jiménez López

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